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Elaborar la imagen de san Agustín de la existencia cristiana, lainterpretación del acontecer interior relatado por las Confesiones, no puede ser simplemente el relato de una conversión moral y religiosa,una conversión del mal al bien, de la incredulidad a la fe. Por elcamino surge también una interpretación psicológica. Una psicologíaque aquí requiere saber acerca del espíritu y poder ver la realización de un destino espiritual, saber de lo religioso y poder reconocerloen su sentido originario, ver lo cristiano más allá de lo espiritual y religioso. Por último, la historia de Agustín se desarrolla en elámbito moral y del alma, pero también en el del pensamiento y la idea. Desde la perspectiva de la historia del pensamiento, Agustín arrojauna mirada retrospectiva a su vida e introduce interpretativamente lasegunda conversión en la primera.El Dios del cristianismo al que Agustín se ha convertido y en cuyapresencia escribe sus Confesiones, no es el ser absoluto de lafilosofía, sino el Dios santo y viviente del Antiguo y del NuevoTestamento. Es el Dios que se levanta, entra en la historia y actúa en ella. Cada vez se introduce en esa historia todo lo que existe, lascosas del mundo y los hombres. Cada vez, todo existe por ella yadquiere en ella su centro y su nombre. Si hay alguien que estáconvencido de ello es Agustín. El, que se propuso captar la historiade la humanidad en su proveniencia de Dios, se vio también a sí mismoen una historia. Las Confesiones son el intento de describir esahistoria. Por tanto, quien las quiera interpretar, tiene que hacerque, por lo menos, se perciba algo de ese conjugar y entretejermúltiple y al mismo tiempo tan unitario, de esa voluntad divina quetrabaja en la intimidad más silenciosa y, al mismo tiempo, en losacontecimientos y desarrollos externos.Nacido en 1885 y fallecido en 1968, Romano Guardini fue docente en las universidades de Bonn, Berlín, Tubinga y Múnich, donde ocupó lacátedra de Cosmovisión cristiana y filosofía de la religión desde 1948 hasta su jubilación.