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A Emil Cioran (Rasinari, Rumanía, 1911?París, 1995) no le hizo faltaninguna pandemia para saber que la existencia del ser humano estabaamenazada. En una conversación publicada en 1992, afirmó lo siguiente: ®El hombre es víctima de una maldición, no puede subsistir por muchotiempo más, pues, si lo analizamos más detenidamente, resulta unaaberración, notable, desde luego, pero una aberración igualmente, unaherejía de la Naturaleza. Tiene una carrera grandiosa tras sí, perocarece ya de porvenir. El hombre va a desaparecer, de la forma quesea, va a desaparecer, ya sea por agotamiento interior ?y ya seobserva en ciertos sentidos dicho agotamiento? o a consecuencia de una catástrofe, no sé de qué naturaleza. Lejos de mí la idea de jugar ahacer de profeta, pero tengo la sensación y la certidumbre de que elhombre no puede retrasar indefinidamente su desaparición. No podráescapar siempre a su fin¯.Veinticinco años después de la muerte de Cioran, aquí sigue el hombre, retrasando su desaparición, haciendo tiempo hasta que le llegue sufin, si bien en medio de una catástrofe vírica que le tienedesconcertado. Es más que probable que tampoco sucumba a ese malcaracterizado, a ese mal definido que es el COVID-19, pero es seguroque seguirá siendo asediado por enfermedades abstractas, por malessordos relacionados con la extrañeza y la fatiga de estar vivo, con la turbación que con tanto genio describiera Pablo Neruda en sumemorable Walking around. ®Nadie envidia ya a los jóvenes, pues sesabe que el futuro, con o sin guerras, será espantoso¯, vaticinónuestro pensador. Quien considere que estaba en lo incierto, quelevante la primera mano.En esta obra que ahora se reedita con un nuevo prólogo que conmemorael vigesimoquinto aniversario del fallecimiento de Emil Cioran,Alberto Domínguez ejerce de perspicaz cicerone y nos enseña y explica?siempre a la luz del ingenio, de la claridad y de la admiración?aspectos de la obra del apologeta de la muerte, del cruzado contra laacción. Sus ®reflexiones inteligentemente truculentas¯ (FernandoSavater dixit), su discurrir cultureta ?aquí concurren Uno de losnuestros, Nietzsche, Leonard Cohen, el Bartleby, de Melville, CharlesBukowski, la Biblia, Jules Renard, y un largo etcétera?, convierteneste libro en un manual que cumple lo que promete: franquearnos lapuerta al pensamiento de Cioran, incomodarnos, quitarnos alguna queotra venda de los ojos y abandonarnos a nuestra suerte.